NOVEDADES 2020

UN CADÁVER REAL EN TARIEGO DE CERRATO

 

 

 

El 14 de abril de 1204, en Valladolid, nace Enrique, el último vástago de Alfonso VIII de Castilla.

 

El fallecimiento de su padre, el 5 de octubre de 1214, y los fallecimientos previos de todos sus hermanos varones, le convirtieron en rey a la edad de 10 años, siendo proclamado como Enrique I de Castilla, ley sálica mediante (sus hermanas, Berenguela, Blanca y Urraca, no contaban para el trono).

 

Su edad obligaba a un periodo de regencia. El testamento de Alfonso VIII indicaba que la tutela del niño le correspondía a la reina Leonor de Plantagenet, su madre. Pero esta falleció tan solo 24 días después de su marido y por ello la regencia y custodia del rey niño pasó a su hermana mayor, Berenguela.

 

Sin embargo miembros de la alta nobleza castellana agrupados en torno a la Casa de Lara, con el conde Álvaro Núñez de Lara a la cabeza, intrigaron hasta lograr hacerse con la regencia.

 

Estos nobles casaron al niño con la Infanta Mafalda de Portugal, boda celebrada en Burgos el 29 de agosto de 1215. Pero el Papa Inocencio III anuló el enlace el año siguiente, tanto por el parentesco entre los contrayentes como por no haber sido consumadoel matrimonio (el rey tenía tan solo 11 años). Por ello pretenden casarlo de nuevo, esta vez con Sancha, hija de Alfonso IX de León, con la pretensión de unir los reinos de Castilla y León en su persona y en detrimento de su sobrino Fernando, hijo de Berenguela.

La paciencia de Berenguela se agotó y se propuso arrebatar a su hermano de las garras de Álvaro Núñez de Lara, pero todos los intentos fueron en vano. De hecho el conde trasladó a Enrique a Palencia para él tener mayor libertad para organizar a su ejército contra las huestes de Berenguela.

 

Ello resultó fatal para Enrique, ya que el 26 de mayo de 1217, estando jugando con otros niños de la corte en el patio del palacio del Obispo, tiraron una piedra hacia el tejado de la torre y se desprendió y cayó una teja, impactando en la cabeza de Enrique. En estado de inconsciencia, se hizo necesario practicarle una trepanación para tratar de eliminar el coágulo de sangre de su cerebro, pero no lograron salvarle la vida. Falleció el día 6 de junio, con 13 años.

 

Álvaro Núñez de Lara pretendió mantener en secreto el fallecimiento del rey niño, para prolongar su mandato como regente, y trasladó de incógnito el cadáver hasta el castillo de Tariego de Cerrato.

 

 

 

Pero Berenguela redobló su ofensiva y con el apoyo de los Obispos de Palencia y de Burgos en una ofensiva lanzada desde Dueñas, rescató el cadáver de su hermano y lo trasladó al Monasterio de las Huelgas Reales, en Burgos, para ser enterrado en un panteón real.

Vencidos los nobles por las huestes de Berenguela, finalmente su hijo Fernando  se haría con el trono (reinando como Fernando III), viéndose los nobles obligados a entregar Tariego de Cerrato a la Corona. A lo largo de los años la localidad tendría diversos señoríos.

 

Ya en el ámbito de la leyenda, o al menos en una narración, se cuenta que los dos niños que jugaban con Enrique el día del fatal accidente fueron considerados culpables del mismo por arrojar la piedra, por lo que fueron trasladados a Madrid, encerrados en un primer momento en la torre-fuerte propiedad de los Lasso de Castilla, y finalmente degollados y sepultados en la cercana iglesia de San Andrés. En Madrid existen dos calles, denominadas Calle de los Mancebos y Calle Angosta de los Mancebos, ¿en honor a ellos? Eso es lo que afirma el cronista de la villa, Pedro de Répide.